sábado

La política del trabajo es agotador. De nada sirve el esfuerzo y la eficiencia si no se te da bien la política en el ámbito laboral. 
El tratar de vender tu forma de trabajo y mostrar que los cambios son lo que necesita la desastrosa gestión anterior, termina agotando hasta al "conejito de Duracell".
Nunca se me ha dado bien los tejemanejes de las personas que carentes de talento intentan vender un trabajo mal hecho. Y detesto a las personas que manipulan al resto para que piensen que el poder parte de ellos. 
Durante estos seis meses he trabajado duro y por la dirección que ahora se percibe de mi trabajo parece que no lo estoy haciendo del todo mal. Aun me queda por hacer. En la transformación me había dado 8 meses para que los resultados puedan andar solos y estamos en la recta final, pero en este camino de cambio que aparenta sencillo, lo más difícil ha sido tratar con personas que intentan desestabilizar la humanidad de los trabajadores que le rodean y que trabajan para mí. 
"Malversar" con la información para tratar de que el cliente dude de tu trabajo es, cuanto menos, de una insensatez suprema si los resultados te avalan. 
Y pensarás, ¿Y qué quieres decir con todo esto? Pues sencillo, estoy cansado de estos juegos y creo que quiero de nuevo un cambio. Tengo una oportunidad pero por ser fiel a mí mismo (y sé que es una estupidez) voy a rechazarlo para terminar bien esta primera aventura tal como me prometí. Un trabajo hecho a medida. No pienso dar poder a quien no se lo merece y voy a demostrar que cada uno recibe un lugar en la empresa según su profesionalidad. No dejando que los que hacen daño, se queden.







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