sábado

Nada se hace más raro que perder esa sensación de juventud que cada uno cree tener.
Cuando tenemos 15 años, sabes que eres joven y sueñas con lo que vendrá pero eres consciente de lo mucho que queda por pasar, a los 27 sigues teniendo esa sensación. Los estudios terminados o pendientes pero con tiempo de retomarlos y siempre con mucho por vivir. A los 33, edad por todos conocida, tras asentarnos en un trabajo más o menos estable, creyendo que la pareja que tienes es la definitiva e incluso mirando planes de ahorro para el futuro, sabes que aún queda mucho por sentir, viajes por hacer y cambios a los que enfrentarte pero cuando la muerte golpea a los que te rodean y ya casi tienes los 40, todo se torna en una resta que sabes que no terminarás ganando y de repente, mientras estás en un tanatorio sintiendo mucho por quien se fue, mientras ves la fila de sentimientos dando el pésame, te das cuenta que la juventud ya no está contigo. Eres un adulto al que se le acaba el tiempo, sintiendo como un azote que daña hasta el corazón que es probable que a los que quieres les queda menos que a ti. 
El jueves pasado murió alguien importante para mí. Alguien que daba amor sin esperar nada y que la vida no trató con facilidad. 
A veces la vida es dura ¿No creeis? pero al final se hace amiga de las personas que se lo merecen. 

Hasta mañana. 

Acerca del blog