viernes

Me gusta releer un libro cuando el ánimo palidece. Existen historias que te reconcilian con el interior y que te ayuda a reconocer como lo que realmente uno sabe que es. Esa esencia que tranquiliza reencontrar cuando el día a día arrastra entre vaivenes sin sentido.
Hace tiempo, caminando solo como muchos días, vagaba por una librería sin saber muy bien qué hacer, disfrutando de la inocencia por creer saber, decidí pensar que el libre albedrío guiaría mi próxima lectura, pensé negar a la filosofía Determinista y al feísimo Barón d'Holbach su derecho y con los ojos cerrados y tras girar dos veces sobre mi propio eje, señalé de la estantería un libro. Un libro de tapa amarilla y con un nombre muy sugerente.
Esa misma noche comenzó la lectura y desde la primeras páginas sincronicé la sonrisa con lo que mi imaginación daba por hecho que tuvo que tener su autora mientras lo escribía.
De nuevo me dispongo a leerte N. Krauss. 

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