domingo

Hace un año que estoy en Madrid. Y muy bien no sé que resumen hacer. Demasiado trabajo y poca o casi nula vida social. Es curioso cómo nos dejamos arrastrar por el devenir insustancial de nuestro día a día sin reparar que lo gratificante se encuentra en los pequeños detalles. En lo que te hace ser uno mismo y lo que realmente te diferencia de los demás. Será que debo hacerlo mejor en los siguientes días, será que me dejo llevar y tan solo con tomar las riendas del presente puedo llegar a otro año más con grandes cosas que contar.
Cuando decidí cambiar, fue por crecimiento profesional, ver más tarde que esa decisión en realidad estaba tomada para querer descubrirme me costó unos días. Madrid se abría a un forastero tanto como mi alma necesitaba abrirse a algo de compañía. Es verdad que no pensé sentirme tan solo, pensé que las personas que conocía se comportaría como lo que eran, pero eso no fue así y la soledad se hizo más grande. Situaciones que me han enseñado a hacer caso de los hechos y no de la fe.
Un año de dolor, cáncer, muerte pero también vida, un año de estrés, de aprendizaje, de soledad y de frío, frío sentimental. Un año de razones para saber que aun puedo con mucho más y que aunque el futuro sea incierto, no debo tenerle miedo.

Hasta mañana.

Acerca del blog